La culpa

“JAH, si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en Él hay perdón, para que seas reverenciado” (Salmo 130:3, 4)

Los sentimientos de culpa surgen por los pecados no confesados, pero el pecado reconocido y perdonado trae libertad, paz, gozo, y una vida abundante que comienza ahora y alcanza la eternidad. El sentimiento de culpa es una de las experiencias emocionales más dolorosas. Puede causar vergüenza, temor, tristeza, enojo, angustia, e incluso enfermedades físicas.

Aunque son desagradables, Dios puede usar estos sentimientos para conducir a los pecadores al arrepentimiento y al pie de la cruz, donde pueden encontrar el perdón anhelado. Pero, a veces, este mecanismo hace que la gente se sienta culpable de algo por lo que no es responsable, como en el caso del sobreviviente de un accidente o el de los hijos de un divorcio. Pero, cuando el sentido de culpa es justificado, cumple el papel de una buena conciencia. Dependiendo de las elecciones personales, la culpa puede ser altamente destructiva, como en el caso de Judas, o altamente positiva, como en el caso de Pedro.

Esta semana estudiaremos cuatro informes bíblicos que tienen que ver con la culpa, para comprender mejor este fenómeno y ver qué podemos aprender. Veremos que, si se canaliza apropiadamente, Dios puede usarla para nuestro beneficio. Mucho dependerá de nuestra actitud hacia la culpa que sentimos y de lo que elegimos hacer con ella.

Comentario de la lección 5: La culpa.

Lección 5: La culpa - PPT.

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